Información, experiencias y reflexiones que te acompañaran en tu desarrollo socioemocional para tu crecimiento personal.
jueves, 17 de noviembre de 2016
MEDITACIÓN PARA NIÑ@S. CALMA VS SOBRESTIMULACIÓN
Meditación para
niños/as.
Calma vs Sobreestimulación,
para la atención, el aprendizaje y nuestras relaciones.
Cada vez más encontramos nuevas
investigaciones que evidencian la necesidad de calmar la mente para dirigir
nuestra atención a actividades más productivas, creativas, autoconocernos,
relajarnos y disfrutar de mayores momentos en armonía y saludablemente.
Los ejercicios de meditación para
niñ@s son una herramienta que nos ayuda a encontrar ese equilibrio y armonía
que necesitamos desde la Educación Socioemocional.
Muchos/as son los padres/madres y
profesionales de la educación que conocen los beneficios de la educación social
y emocional en niñ@s como pequeñas semillas de nuestra sociedad. Que se dan
cuenta, reconocen e investigan en la necesidad de conocer un poquito más cómo
funciona nuestro cuerpo y nuestra mente, reconocer nuestras emociones,
sensaciones y pensamientos y relacionarnos con ellos de una forma más
saludable.
Tenemos innumerables estímulos que nos
obligan a estar más en nuestro “piloto automático” dejando a un lado nuestra
creatividad, nuestro autoconocimiento, nuestras relaciones conscientes con el
mundo que nos rodea.
Pero, ¿hasta qué punto tanta estimulación es positiva?, ¿deja paso a la
imaginación? ¿puede explicar la sobreestimulación algunos casos de problemas
tan habituales como el trastorno por déficit de atención?
Nuestr@s niñ@s están continuamente
recibiendo estímulos de los videojuegos, los juguetes, los libros, los medios
de comunicación, los sonidos, desde los distintos sentidos y según se van haciendo mayores les vamos
incluyendo en interminables jornadas escolares y extraescolares que fomentan la
organización, la planificación, la responsabilidad, pero también si no tenemos
cuidado esa sobrestimulación.
Algunas investigaciones están planteando
el efecto de la "tolerancia" aplicada a la estimulación: una vez el
organismo se acostumbra a una dosis de estimulación, ésta deja de ser
suficiente por lo que comienza una búsqueda cada vez mayor para evitar el
aburrimiento. Y así podrían explicarse algunos casos de hiperactividad, por la
búsqueda desesperada de más y más para calmar la sed de estímulos.
¿Cuántos de nosotr@s estamos viendo la
televisión con el ordenador, móvil, café y hablando a la vez? Encendemos nuestro
piloto automático y suspendemos nuestra creatividad, nuestra imaginación, otras
formas de pensar ¿Nos reconocemos escuchando música a la vez que hacemos alguna
otra cosa? ¿escuchamos a nuestr@s hij@s mientras hacemos la cena y escuchamos
la radio o la Televisión? ¿Mantenemos una conversación mientras contestamos al
móvil? Nos podemos plantear entonces ¿Somos capaces de sentarnos cinco minutos
sin hacer nada en absoluto salvo estar con nosotr@s mism@s? Eso a veces asusta
a grandes y pequeños.
Además, la sobreestimulación nos facilita
el no profundizar en las cosas, a quedarnos con lo superficial. Es tanta la
información que tenemos, y queremos llegar a toda la que tenemos acceso. Pero
esto conlleva que cuando paramos, nos viene llamando a la puerta la
frustración, el aburrimiento, la desatención y con ella la falta de
concentración.
No necesitamos estar continuamente “haciendo”,
a veces es necesario beneficiarnos de unos minutos de calma, para conocernos,
relajarnos, reponer energías y disfrutar el momento presente, dirigiendo la
atención a cada momento concreto, a cada experiencia concreta que reconocemos,
observando, explorando como si fuera una nueva experiencia, una aventura nueva
cada día, donde se encuentra nuestro cuerpo de forma permanente, pero no
siempre nuestra mente.
Reconocer todo esto y poder elegir,
poder tomar nuestra decisión de estar en ese momento o no, es una elección, una
oportunidad necesaria qué ofrecer a nuestros/as hijos/as y alumnado.
La tecnología nos ha facilita mucho la
vida, tiene muchas ventajas, pero también es importante que seamos conscientes
de que a veces nos fuerza a la sobreestimulación constante desde la infancia
hasta la edad adulta, si no somos capaces de organizarnos y frenarla.
Les ofrecemos una gran cantidad de
recursos y tecnologías a nuestros/as hijos/as para estar “entretenidos/as”,
para que no nos agobien a veces, nos dejen tranquilos/as. ¿es nuestro caso? ¿has pensado en la cantidad de estímulos que a veces
no nos están pidiendo? ¿ese es el ritmo acelerado que queremos realmente para
nuestros/as hijos/as?
Toda esa sobreestimulación a veces, es
tan habitual en nuestros días, que mantener esa estimulación constante, es
forzar a seguir un ritmo que nos es complicado, nuestro cuerpo y nuestra mente
no están preparados para ello en este momento, nuestra naturaleza nos pide más
calma y cuando la reconocemos nos sentimos también atraídos por ella, es por
eso, porque nuestra naturaleza está ahí y la busca.
Resumiendo, la sobrestimulación no deja
paso a la imaginación, nos acerca cada vez más a la hiperactividad, limita nuestra
capacidad de atención y concentración y va generando en nuestras vidas una mayor
vulnerabilidad si no sabemos manejarlo.
Beneficios para nuestr@s hij@s y para
nosotr@s mism@s.
Para un proceso de aprendizaje
enriquecedor que facilite experiencias, agradables, desagradables o neutras, ¿crees que mayoritariamente se pone a
nuestro alcance la tecnología? ¿A veces
nos forzamos a mantener esta sobreestimulación constante, un ritmo muy
acelerado que les fuerza a que cuando no lo tienen “echarlo de menos” y
aburrirse? ¿creéis que pueden retener tanta información y manejarla?.
Según el doctor en Psicología Luis López, autor de «Meditación para niños», orienta a
que es conveniente que aprendan a calmar la mente en su propio entorno lleno de
ruidos, lo mismo que los padres/madres.
Explica que meditar no implica hacer algo totalmente
nuevo, a veces incluso lo estamos haciendo sin darnos cuenta «pasa por buscar la calma, la sencillez, la integridad». «Siempre
ha habido formas en las casas para buscar estos estados de quietud y los niños
tienen que aprender una habilidad que los padres se supone que tiene que
desarrollar, lo mismo que hablar una segunda o tercera lengua», pero lo que si
es más difícil es que lo incluyamos en nuestros hábitos.
Entre los beneficios que puede ofrecer
la meditación está el regular mucho más nuestro cuerpo, nuestro organismo en
general: el ritmo respiratorio, nuestro nivel cardiovascular, el desarrollo
neurológico, el desarrollo de nuestras competencias intelectuales, la mejora de
la atención, la capacidad de abstraerse, la lógica, el cálculo, etc.,. Hay
estudios que han podido analizar y concluir que mejora su rendimiento
académico, el clima escolar y la relación consigo mismo/a y con su entorno.
Al tener también una mayor calma mental,
ayuda a que aprenda a escuchar sus emociones, a desarrollar habilidades
sociales, reconociendo sus límites, sus capacidades y sus talentos.
Una vez que llega la calma, puede
dirigir su atención de forma focalizada, intencional, hacia aquello que decida,
y responder más saludablemente, pudiendo elegir su respuesta y la dirección de
su atención por ejemplo a escuchar lo que están comentándole, visualizar, hacer
un ejercicio, resolver un problema, planificar una acción…
Todo esto le trae más claridad y
eficiencia en lo que hace, más coherencia entre lo que piensa, su intención, lo
que dice, siente y hace, y trae consciencia de las demás personas que están a
su alrededor, las distintas situaciones que vive, en general a su entorno.
También a través de estos procesos de
calma, nos entrenamos para la autocompasión y la compasión, lo que nos ayuda a
perdonarnos a nosotros/as mismos/as, desarrollar la asertividad y la empatía,
de ahí que nuestras relaciones mejoran significativamente.
Si tu hij@ no ha probado a hacer un
pequeño ejercicio de meditación, estos ejercicios le ayudaran también a
conocerse un poquito más, entrenar su atención y concentración.
Los niñ@s están mucho más en el presente
que nosotr@s, con nuestros pensamientos, nuestras expectativas de futuro,
nuestras experiencias y recuerdos del pasado, ell@s son ya muy conscientes de
muchas más cosas que nosotr@s l@s adult@s. Pero si de forma más consciente, con
una mayor elección de lo que queremos ser o hacer, pueden entrenarse en la
atención plena, eso les ayudará a incorporarlo en su día a día de forma natural
y les ayudará a que cuando sean personas adultas tengan interiorizadas estas
herramientas y les sea más fácil encontrar esos momentos de calma y reducir a
veces la angustia y ansiedad.
A partir de los 4 años pueden empezar a
practicarlo con pequeños minutos e ir aumentando poco a poco, paulatinamente
según su cuerpo y su mente se lo vaya pidiendo, como si fuera un juego.
Como padres/madres o docente, tenemos la
oportunidad de ofrecerles espacio para que examinen sus propios sentimientos,
sean conscientes de si actúan automáticamente o no, de observarse internamente
y descubrir cómo se encuentra su cuerpo y su mente.
A veces, no podemos ponerle solución a
lo que nos sucede, pero podemos permanecer con ello, observándolo, explorándolo
y descubriendo qué está pasando, mostrando nuestros sentimientos y aceptando
nuestras emociones, pensamientos y tomar decisiones.
Igual pasa con nosotros/as como
padres/madres o docentes, no podemos ofrecerles soluciones a todo, pero si
estar cerca para aportarles herramientas, escucharles y estar a su lado con
afectividad cuando se estado de ánimo no les trae sensaciones agradables y no
saben manejar la situación.
También a niñ@s por ejemplo con trastorno de déficit de atención con o sin hiperactiviad (TDAH), puede ofrecerles la
tranquilidad que en su día tal vez no pueden encontrar, es muy recomendable que
lo puedan incorporar en sus hábitos como lo hacen cuando les entrenamos a
lavarse los dientes, peinarse, ducharse, etc..
Dice el Dalai Lama, que si le enseñáramos meditación a cada niño de
ocho años, eliminaríamos la violencia en una sola generación.
¿Realmente queremos dirigir nuestro esfuerzo a beneficiar a nuestros/as hij@s?
Beneficios que les puede ofrecer:
Ø
Mayor
autoconocimiento, autoestima y seguridad en lo que hace.
Ø
Más
aprecio por lo si mismo/a y por las demás personas.
Ø
Tendrá
menos ansiedad y estrés.
Ø
Mejorará
su atención y concentración, enfocándola hacia lo que él/ella decida,
disminuyendo su distracción y frustración.
Ø
Disminuirá
su reactividad e impulsividad
Ø
Le
facilitará un mayor descanso al disminuir su actividad mental.
Ø
Mejorará
su rendimiento académico.
Ø
Sus
dificultades pasarán a ser retos, al desarrollar su capacidad de aceptación y
enfoque de acción desde una visión más positiva.
Ø
Regulará
mejor sus emociones.
Y todo ello les ayudará entrenar sus
funciones ejecutivas en general, a sentar esos cimientos de la calma, las
relaciones saludables y la atención que tanto nos puede aportar para tener
habilidades y capacidades para la vida.
Estar con una mayor atención plena y
presencia (mindfulness), es vivir más conscientes de lo que nos sucede, de lo
que hacemos y somos. Podemos desarrollar esta capacidad con las técnicas
adecuadas para mejorar nuestras relaciones con los/as demás y con nosotros/as
mismos/as. Esto nos llevará a tener
experiencias más enriquecedoras y una mayor armonía con nosotros/as y con
nuestro entorno.
¿Quieres practicar un poquito la Mindfulness con tus hij@s?
Espacio: Elige un espacio tranquilo, donde la
temperatura sea agradable y si estás empezando, procura que sea sin mucho ruido
de fondo, sobre todo al principio hasta que llevemos un tiempo entrenando
nuestra atención plena y presencia.
Vestimenta: Poneros ropa cómoda, si es posible con
un calzado también cómodo o con calcetines.
Posición. Para iniciarnos podemos tumbarnos boca
arriba, encima de una esterilla o una mantita, los brazos y las piernas
estiradas, te puede ayudar tal vez tener las palmas de las manos hacia arriba y
mantener la espalda recta.
También puedes realizar el ejercicio
sentado/a en el suelo con las piernas cruzadas como si fuésemos ranas, con la
espalda recta, o en una silla de forma cómoda, con los pies apoyados en el
suelo, las piernas y brazos no cruzados, la espalda recta, el mentón un poquito
hacia el pecho, mantenemos una postura recta y relajada, no rígida y las manos
las puedes dejar colgando del tronco del cuerpo o encima de tus rodillas o
muslos.
Los ojos cerrados o semiabiertos mirando
a un punto fijo cerca al suelo o al techo te podrán ayudar a no recibir otros
estímulos desde la vista.
Ambiente: Si quieres puedes ponerte música
tranquila de fondo, pero es preferible que empieces tu entrenamiento sin
música, pues es también otro distractor más y puede que te relaje mucho y
capture vuestra atención, y cuando entrenamos la atención, la enfocamos a
nuestra voluntad, pero no se trata de una atención capturada, en este caso por
algo bello y artificial que estoy aportando al momento, a no ser que ese sea nuestro
objeto de atención.
Y a continuación, te dejamos esta
herramienta por si te puede servir y ayudar a través de traer un poquito de
calma a tu vida.
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